—
¿Sabes? Me gusta fingir que creo mis mentiras, eso las vuelve un poco más
reales.
— ¿Quién te metió esa idea en la cabeza?
— ¿Acaso importa? ¿Acaso importa algo en éste mundo?
¿En esta vana existencia? ¿Acaso importa? Ni siquiera se puede estar segura de
vivir.
— Creo que no…
— No creas nada.
— Tal vez, sólo esperas ser capaz de llorar aunque te
secas unos ojos no húmedos con la hoja donde está escrito un poema olvidado.
— Sería muy poco entonces por lo que espero. Y el
poema tampoco sería muy importante si lo olvidé.
— Puede ser todo para ti. Únicamente tú lo sabes.
— ¿Acaso importa?
— No, creo que no.
No hay comentarios:
Publicar un comentario