martes, 23 de abril de 2013

Mis Silencios



Espero que en mis silencios me conozcas, puedas leer mis deseos y anhelos, aunque calle, aunque me guarde el suspiro o la lágrima.


… callo siempre…  cuando quiero describirte un mundo nuevo con mis palabras, cuando extiendo los brazos para abarcarlo todo. Cuando busco llevarte conmigo a aquel lugar que visité entre las páginas de un libro y que tú aún no conoces.
            Callo al momento en que veo tus ojos y trato de leer a aquella yo en tu mirada –a veces creo no existir, tú me dices lo contrario.
            No callo, pero tardo en responder cuando me preguntas (después de estar viéndote): “¿qué pasa?”
            Callo al estar abrazados, y mi sonrisa pretende hablar, pero después también calla en un suspiro, o en mis ojos cerrados.
            Callo mientras pinto –tomo tu mano-, mientras dibujo, canto, leo o escribo (o te escribo). Incluso así, incluso aquí, soy capaz de callar.
            Callo mientras me besas –mientras te beso. Mientras caminamos y todavía no he soltado tu mano. Mientras te miro a ratos (como si no creyese tu presencia).
            Callo y te pido callar cuando lloro.
            Callo al dormir en tus brazos.
            Callo mis anhelos, mis alegrías, mis tristezas y mis frustraciones. Callo también cuando quiero gritar o susurrar un secreto. Sólo callo.
Callo al querer leerte un poema o contarte de mi vida. Cuando te pido que me abraces.
Callo al ver rosas en todos lados, menos en mis manos.
Callo, callo, callo.
Porque son mis silencios los que hablan, los que sé, puedes oír y entender.
Sin embargo, luego de callar al preguntarme “¿qué pasa?”, reúno la voz suficiente para decir:
“Te quiero demasiado.”
Y entonces, vuelvo a callar.

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