miércoles, 10 de abril de 2013

Flashazos



Todavía existía (si una vez existió, ¿acaso puede dejar de existir?).
-¿Final?-
Sus pensamientos se cruzaban, se enredaban, formaban figuras inconexas y juntas. Cual ondas creadas por el humo de un fumador. En aquella –esta- habitación gris, falta de color –y de blanco (y negro)- falta de sonido –y silencio- falta de oxígeno –y espaciosa- falta de dolores –y es lacerante- falta de…
Sonrió –una sonrisa falsa- se levantó del sofá-cama y caminó de esquina a esquina. De una pared a otra. A otra. A otra. A otra. Cuatro paredes. Una jaula.
(¿Falta de qué?)
Dejó caer el cigarrillo. Su sombra lo aplastó. Estaba descalza, zapatos viejos. Desnuda, ropa rasgada. Ropa casual. Mirada arrogante que ofrece al mundo –su mundo– a la gente –sus sirvientes- al espejo –reflejo desconocido.
Encendió un nuevo cigarro. (Hay cigarros por doquier.) (Hay humo.) (Pero no hay…)
    Sigue aquí. Lo sé. No importa cuántas veces le pida que se vaya o le dé un mal trato. Permanece conmigo. Siempre. No pudo marcharse… no pudo…
¿Acaso oscureció el cielo?
No. Es una tontería (una alucinación). Hace años –siglos, milenios, segundos- que no anochece, ni amanece. ¿Cómo era el sol? ¿Cómo la luna?
Esta habitación –aquella habitación- blanca –falta de oscuridad- negra –falta de luz. Aquella habitación con muchos –sin- ruidos.
Esta, aquella, esa, ninguna, habitación; falta de…

No hay comentarios:

Publicar un comentario