Mi sangre cae en forma de
palabras.
¿Es
sangre? No lo sé. La sangre es roja, es húmeda… éstas palabras podrían estar
rojas, pero las veo negras. Quizá he perdido la noción de los colores, la
noción del tiempo, la noción de mí y la noción de él.
Cuando
el papel termine teñido de mi herida, seguramente habré muerto ya.
Me
hipnotiza el desgarro de mi pecho; las frases brotan como si me nacieran de la
piel.
El
silencio y las lágrimas arden poco menos a sus últimas palabras. Le otorgan
dulzura al dolor; estoy enferma… Ahora vienen las alucinaciones…
Nos
veo juntos.
¿O
acaso son recuerdos?
Creo
que mi herida echa pus… no, sólo expulsa verdades. Soy alérgica a ellas.
…gemido…
¿Suspiro o expiro?
Ya
no importa.
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